El dolor




Cuando Klark recuperó la consciencia apenas podía moverse dentro de su traje de astronauta. Giró la cara, no sin mucho esfuerzo. Quería comprobar si aún estaban allí. Desde que Louis, el copiloto, le confesó la aventura que había tenido con Lisa, todo habían sido desgracias. La pelea de colegio dentro del exiguo habitáculo no fue una buena solución. El aterrizaje fue aún peor. Pensaba que quizá el repertorio de desgracias empezó cuando le nombraron a él comandante de la expedición en detrimento de Louis. Se habían descargado las baterías de reserva, las que eran vitales para despegar. Buena parte del instrumental estaba inservible y el copiloto había fallecido al golpearse con un panel solar nada más descender de la nave sin su casco reglamentario. Eso es lo que Clark consignó en la bitácora. Él estaba allí todavía tendido, despierto, tras el aturdimiento que le sobrevino al sufrir el ataque de aquellas diminutas e incontables criaturas verdes. Seguía sintiendo un intenso dolor en las piernas pero confiaba en alcanzar el módulo y encontrar un botiquín de emergencia intacto. Por fortuna el protector de fibra no se empañaba con el halo de su respiración. Hizo un esfuerzo por mover sus brazos para poder incorporarse. El dolor de sus piernas era cada vez más intenso. No lo podía entender, ya no las tenía. Aquellas criaturas habían devorado sus miembros inferiores y habían sido capaces de suturar las heridas y cerrar el traje presurizado. El oxígeno se le estaba acabando. Pensaba en Lisa, pensaba que todos le habían engañado.

© Manel Aljama

Comentarios

  1. Guauuuuuuu...mis amigos Ángel y Manel juntos !!!
    Esto si que es un lujo !!!

    Besos enormes para los dos!!!

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